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The Remains
The way you hold a cello, the way light lands in a Caravaggio, the way the castrati hit notes like no one else could--a lifetime of conversations about art and music and history unfolds for Nora Garcia as she and a crowd of friends and fans send off her recently deceased ex-husband, Juan. Like any good symphony, there are themes and repetitions and contrapuntal notes. We pingpong back and forth between Nora's life with Juan (a renowned pianist and composer, and just as accomplished a raconteur) and the present day (the presentness of the past), where she sits among his familiar things, next to his coffin, breathing in the particular mix of mildew and lilies that overwhelm this day and her thoughts. In Glantz's hands, music and art access our most intimate selves, illustrating and creating our identities, and offering us ways to express love and loss and bewilderment when words cannot suffice. As Nora says, ""Life is an absurd wound: I think I deserve to be given condolences."
134 pages, Paperback
First published November 4, 2002
About the author
Margo Glantz
93 books100 followersMargo Glantz Shapiro, nació en Ciudad de México el 28 de enero de 1930. Su padre, Jacobo Glantz, había conocido a su madre, Elizabeth Shapiro, en Odesa, Ucrania, donde se casaron y emigraron a México. La familia enseguida fue partícipe de la cultura mexicana y parte activa de los círculos artísticos, el padre fue amigo de Diego Rivera. Se mudaron en diversas ocasiones por lo que Margo estudió en diferentes colegios la enseñanza primaria: dos años en la Secundaria no. 15 y un año en la escuela Israelita de México. El bachillerato lo cursó en la Escuela Nacional Preparatoria Número 1 en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Estudió Letras Inglesas, Letras Hispánicas e Historia del Arte, con especialidad en Historia del Teatro en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1953 realizó el doctorado en Letras Hispánicas en la Universidad de la Sorbona, en París, y presentó su tesis con el tema de El exotismo francés en México (de 1847 a 1867).
De vuelta en México, ingresó como profesora de tiempo parcial en el departamento de Historia del Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras. Durante esos años publicó numerosos ensayos y reseñas de teatro en diversos suplementos y revistas culturales.
En 1966 obtuvo la plaza definitiva de profesora de tiempo completo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en la carrera de Letras Hispánicas y Literatura Comparada. Fundó y dirigió la revista universitaria Punto de Partida. Fue también directora cultural del Instituto Cultural Mexicano Israelí, hasta 1969. En 1971 nació su hija Renata. Pasó una temporada enseñando en Estados Unidos, en el Montclair State College en New Jersey. Publicó Onda y escritura en México, jóvenes de 20 a 33, que le dio nombre a una corriente literaria surgida en los 60, la Literatura de la onda.
Regresó a México en 1974.
En 1978 se editó su primer libro de ficción, Las mil y una calorías.
En 1983 fue nombrada directora de Literatura en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), donde promovió y dirigió numerosas publicaciones. Un año más tarde obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia por Síndrome de Naufragios.
En 1986 pasó otra temporada en Londres como Agregada Cultural en la Embajada de México en Londres, hasta 1988. En 1991 obtuvo el Premio Universidad Nacional que otorga la UNAM, en 1994 se le otorgó el cargo de Profesora Emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como el Council of the Humanities Fellow, por la University of Princeton, Estados Unidos.
Fue elegida en 1995 miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y tomó posesión el 21 de noviembre de 1996. En 2004 le fue otorgado el Premio Nacional de Lingüística y Literatura.
Estudió Letras Inglesas, Letras Hispánicas e Historia del Arte, con especialidad en Historia del Teatro en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1953 realizó el doctorado en Letras Hispánicas en la Universidad de la Sorbona, en París, y presentó su tesis con el tema de El exotismo francés en México (de 1847 a 1867).
De vuelta en México, ingresó como profesora de tiempo parcial en el departamento de Historia del Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras. Durante esos años publicó numerosos ensayos y reseñas de teatro en diversos suplementos y revistas culturales.
En 1966 obtuvo la plaza definitiva de profesora de tiempo completo en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en la carrera de Letras Hispánicas y Literatura Comparada. Fundó y dirigió la revista universitaria Punto de Partida. Fue también directora cultural del Instituto Cultural Mexicano Israelí, hasta 1969. En 1971 nació su hija Renata. Pasó una temporada enseñando en Estados Unidos, en el Montclair State College en New Jersey. Publicó Onda y escritura en México, jóvenes de 20 a 33, que le dio nombre a una corriente literaria surgida en los 60, la Literatura de la onda.
Regresó a México en 1974.
En 1978 se editó su primer libro de ficción, Las mil y una calorías.
En 1983 fue nombrada directora de Literatura en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), donde promovió y dirigió numerosas publicaciones. Un año más tarde obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia por Síndrome de Naufragios.
En 1986 pasó otra temporada en Londres como Agregada Cultural en la Embajada de México en Londres, hasta 1988. En 1991 obtuvo el Premio Universidad Nacional que otorga la UNAM, en 1994 se le otorgó el cargo de Profesora Emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como el Council of the Humanities Fellow, por la University of Princeton, Estados Unidos.
Fue elegida en 1995 miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua y tomó posesión el 21 de noviembre de 1996. En 2004 le fue otorgado el Premio Nacional de Lingüística y Literatura.
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Displaying 1 - 30 of 50 reviews
May 21, 2024
Shortlisted for the Oxford-Weidenfeld Prize
Shortlisted for the 2023 Warwick Prize for Women in Translation
Later, I understood (Gould added, Juan explains) (Juan and (also) Gould (or rather his words) (as relayed by Juan) are still tearing at me) that a piece of music, however long it may be, had to maintain a specific — was going to say tempo, but that's not the right word — a specific beat, a fixed rhythmic point of reference.
The Remains (2023) is Ellen Jones's translation of Margo Glantz's 2002 novel El rastro and gives us the thoughts of Nora Garcia at a wake for her ex-husband Juan, a composer and pianist, who abruptly left his family some years earlier, and then died of heart disease.
This is actually a re-translation since the book previously appeared as The Wake in a 2005 translation by Andrew Hurley in the US. The translator's helpful afterword doesn't mention this, although it may hint at a reason for redoing the work, since Jones notes the care needed to reflect the variations in the original in her translation:
That said, a quick Google-books search suggests Hurley also used similar variations.
This theme of variations is key to the novel's text and construction. When Nora arrives at the wake she is approached by a woman Maria, who is determined to tell the story, or her version of it, of Juan's illness and death, in exhaustive, repetitive, detail, leaving Nora's mind to wander first to her clothes and then to the topic of musical variations:
I admire her impeccably cut silk blouse — Armani? (a designer I adore but whose clothes I never buy because I'm cheap). Why did I come so poorly dressed to this funeral? A pearl grey pashmina wrapped around her neck (it might even be a shahtoosh — it's delicate, with flowers in different shades of grey embroidered round the edges (darker than the rest of the cloth, and in the middle there's a red, maybe cherry-coloured circle — the colour of the flowers on the tips of the flame tree's naked branches?), yes, pastel-coloured pashminas are very fashionable these days, although the truly elegant prefer to buy a delicately soft shahtoosh, they're warmer than sables and weigh nothing at all!) (why wear a pashmina somewhere this hot?). Her shoes have a low heel, very simple — perfectly elegant — her trouser suit is a deep crimson, almost black, perfectly cut (of course) (Emmanuelle Khanh, a label hardly anyone knows around here). She's still talking, hurriedly, as though her very life were at stake, as though she were performing Marin Marais's variations, the ones the French composer wrote for the viola de gamba - an instrument used in the seventeeth century as a continui, a constant, stubborn accompaniment - and which I can hear right now, adapted for the recorder, yes, Marias's Follies of Portugal, whose frenetic, convulsive rhythm is eased by the slender but intense - persistent - sound of the transverse flute.
Nora's own thoughts are intense, highly circular and erudite - although much of the erudition comes from thoughts relayed by Juan, who as Jones's notes is something of a champion mansplainer - as Nora comments at one point when recalling a 'conversation' at a gathering of friends: "Juan would tell us in the long conversations (monologues more like) we used to have in this very spot where we’re now holding vigil over his body, that ...":
The thoughts cover (with variations) topics such as Glenn Gould's two performances of the Goldberg Variations which bookended his career, the history of heart surgery, Castrati in opera singing and the closest we get to their sound in modern music, Caravaggio’s paintings, Doestevsky’s The Idiot, and Mexican literature and music such as the sonnets of Sor Juana Inés de la Cruz.
The novel's tone is at times Bernhardian (Gould's performances of course also key to his novel Der Untergeher) and the use of erudition Sebaldian (the novel was written while Sebald was still active), but this is an acknowledged influence:
For some reason I can't quite explain, as I write these lines describing Juan's funeral, I'm reading Sebald or Dostoyevsky, Bernhard or Rousseau, listening to Seppi Kronwitter, the young Tolzer singer in the recording of Bach's cantata (who, thanks to this recording, will forever be a child, or rather, his voice will forever be preserved in its perfect, angelic childhood state, through the magic art of recording), conducted by Nikolaus Harnoncourt; certain characters are seated: he is, they are, I am too.
Indeed, Nora rather dismisses both Juan's arguments and those of Bernhard - her losing patience while reading the great Austrian a way of also signalling her frustration with her ex-husband:
For me, Gould said, the Variations contain magnificent passages as well as truly dreadful ones (in one of the Thomas Bernhard books I have on my bedside table — I tend to lose patience while reading him — he does something similar, disparaging almost all the great contemporary writers and musicians). (The two pianists could not have more different understandings of music and performance! Richter would play very different pieces with the same passion: he knew how to draw out what was extraordinary about them and, instead of disparaging them, he revered them.) Gould concluded his emphatic observations with this crushing (and presumptuous) sentence: as a work of art, as a concept, which is to say, in their entirety, the Goldberg Variations are a failure (to reiterate, I really do not agree with Gould nor with Bernhard nor with Juan).
Fascinating - and a book that really should have featured on the International Booker list. 4.5 stars (the lack of a 5th star more due to my lack of knowledge and therefore appreciation of much of the music referenced).
Shortlisted for the 2023 Warwick Prize for Women in Translation
Later, I understood (Gould added, Juan explains) (Juan and (also) Gould (or rather his words) (as relayed by Juan) are still tearing at me) that a piece of music, however long it may be, had to maintain a specific — was going to say tempo, but that's not the right word — a specific beat, a fixed rhythmic point of reference.
The Remains (2023) is Ellen Jones's translation of Margo Glantz's 2002 novel El rastro and gives us the thoughts of Nora Garcia at a wake for her ex-husband Juan, a composer and pianist, who abruptly left his family some years earlier, and then died of heart disease.
This is actually a re-translation since the book previously appeared as The Wake in a 2005 translation by Andrew Hurley in the US. The translator's helpful afterword doesn't mention this, although it may hint at a reason for redoing the work, since Jones notes the care needed to reflect the variations in the original in her translation:
strangely enough, translating Glantz's apparently loose, iterative style demanded unusual precision, becuase every slight variation in her expression of an idea or image contributes to the structural coherence of the whole. It helps depict a protagonist on the verge of collapse - a woman who focuses obsessively on details to postpone having to confront a mixture of grief, rage and resentment. It matters that Nora at first perceives Juan's jacket to be the colour of hay, and then burnt straw, and then moss and then olive. It matters that she contradicts herself. It matters that she gets song lyrics slightly wrong.
That said, a quick Google-books search suggests Hurley also used similar variations.
This theme of variations is key to the novel's text and construction. When Nora arrives at the wake she is approached by a woman Maria, who is determined to tell the story, or her version of it, of Juan's illness and death, in exhaustive, repetitive, detail, leaving Nora's mind to wander first to her clothes and then to the topic of musical variations:
I admire her impeccably cut silk blouse — Armani? (a designer I adore but whose clothes I never buy because I'm cheap). Why did I come so poorly dressed to this funeral? A pearl grey pashmina wrapped around her neck (it might even be a shahtoosh — it's delicate, with flowers in different shades of grey embroidered round the edges (darker than the rest of the cloth, and in the middle there's a red, maybe cherry-coloured circle — the colour of the flowers on the tips of the flame tree's naked branches?), yes, pastel-coloured pashminas are very fashionable these days, although the truly elegant prefer to buy a delicately soft shahtoosh, they're warmer than sables and weigh nothing at all!) (why wear a pashmina somewhere this hot?). Her shoes have a low heel, very simple — perfectly elegant — her trouser suit is a deep crimson, almost black, perfectly cut (of course) (Emmanuelle Khanh, a label hardly anyone knows around here). She's still talking, hurriedly, as though her very life were at stake, as though she were performing Marin Marais's variations, the ones the French composer wrote for the viola de gamba - an instrument used in the seventeeth century as a continui, a constant, stubborn accompaniment - and which I can hear right now, adapted for the recorder, yes, Marias's Follies of Portugal, whose frenetic, convulsive rhythm is eased by the slender but intense - persistent - sound of the transverse flute.
Nora's own thoughts are intense, highly circular and erudite - although much of the erudition comes from thoughts relayed by Juan, who as Jones's notes is something of a champion mansplainer - as Nora comments at one point when recalling a 'conversation' at a gathering of friends: "Juan would tell us in the long conversations (monologues more like) we used to have in this very spot where we’re now holding vigil over his body, that ...":
The thoughts cover (with variations) topics such as Glenn Gould's two performances of the Goldberg Variations which bookended his career, the history of heart surgery, Castrati in opera singing and the closest we get to their sound in modern music, Caravaggio’s paintings, Doestevsky’s The Idiot, and Mexican literature and music such as the sonnets of Sor Juana Inés de la Cruz.
The novel's tone is at times Bernhardian (Gould's performances of course also key to his novel Der Untergeher) and the use of erudition Sebaldian (the novel was written while Sebald was still active), but this is an acknowledged influence:
For some reason I can't quite explain, as I write these lines describing Juan's funeral, I'm reading Sebald or Dostoyevsky, Bernhard or Rousseau, listening to Seppi Kronwitter, the young Tolzer singer in the recording of Bach's cantata (who, thanks to this recording, will forever be a child, or rather, his voice will forever be preserved in its perfect, angelic childhood state, through the magic art of recording), conducted by Nikolaus Harnoncourt; certain characters are seated: he is, they are, I am too.
Indeed, Nora rather dismisses both Juan's arguments and those of Bernhard - her losing patience while reading the great Austrian a way of also signalling her frustration with her ex-husband:
For me, Gould said, the Variations contain magnificent passages as well as truly dreadful ones (in one of the Thomas Bernhard books I have on my bedside table — I tend to lose patience while reading him — he does something similar, disparaging almost all the great contemporary writers and musicians). (The two pianists could not have more different understandings of music and performance! Richter would play very different pieces with the same passion: he knew how to draw out what was extraordinary about them and, instead of disparaging them, he revered them.) Gould concluded his emphatic observations with this crushing (and presumptuous) sentence: as a work of art, as a concept, which is to say, in their entirety, the Goldberg Variations are a failure (to reiterate, I really do not agree with Gould nor with Bernhard nor with Juan).
Fascinating - and a book that really should have featured on the International Booker list. 4.5 stars (the lack of a 5th star more due to my lack of knowledge and therefore appreciation of much of the music referenced).
Read
December 28, 2023All the "action" in this novel takes place at a funeral. The first-person narrator identifies herself straightaway: My name is Nora García. Nora has returned for this funeral, but we only very slowly learn the particulars. The deceased was Nora's ex-husband, and the venue was her former home. Juan, the ex, was a pianist and composer; Nora, a cellist. They did play together, but more often, it seemed, Juan would lecture her about music. We're not sure if Nora felt condescended to during the lectures; it seems not. Regardless, that doesn't appear to be the reason for the separation. Instead, there is the barest hint at infidelity:
Yes, I know everybody loved him (mind you, my main feeling toward him is resentment, but as the tango goes, resentment, my old resentment, I'm scared you might really be love).
But that's not the point of the book, not those particulars. I'm told (on the book's back cover) that this is like a good symphony, with themes and repetitions and contrapuntal notes. The main theme is: Life is an absurd wound. The repetitions were various: the particulars of open heart surgery; how you should only play Schubert on a Bösendorfer; what makes a good castrati; the difference in length of Glenn Gould's two recordings of the Goldberg Variations; what to do with Nastasya Filippovna's body in that Dostoyevsky novel. The contrapuntal notes are that old resentment, the competing chambers of the human heart, the reconciliation of the present with the past.
Nora García thinks all this, shuffles it, maybe she's writing it:
Words acquire a weight when they're written down, after I rest my fingers on the keys, in the silence of the night, only a love like yours has moved my heart that way.
Yes, I know everybody loved him (mind you, my main feeling toward him is resentment, but as the tango goes, resentment, my old resentment, I'm scared you might really be love).
But that's not the point of the book, not those particulars. I'm told (on the book's back cover) that this is like a good symphony, with themes and repetitions and contrapuntal notes. The main theme is: Life is an absurd wound. The repetitions were various: the particulars of open heart surgery; how you should only play Schubert on a Bösendorfer; what makes a good castrati; the difference in length of Glenn Gould's two recordings of the Goldberg Variations; what to do with Nastasya Filippovna's body in that Dostoyevsky novel. The contrapuntal notes are that old resentment, the competing chambers of the human heart, the reconciliation of the present with the past.
Nora García thinks all this, shuffles it, maybe she's writing it:
Words acquire a weight when they're written down, after I rest my fingers on the keys, in the silence of the night, only a love like yours has moved my heart that way.
July 25, 2023
Life is an absurd wound: I think I deserve to be given condolences
The above quote summarises what The Remains is about: A cellist, Nora, attends her pianist/composer ex husband’s funeral and this sets off a train of interconnecting thoughts in the vein of Sebald or Lucy Ellmann’s Ducks, Newburyport .
There’s a myriad of topics touched ranging from Gould and Bach’s Goldberg Variations, Caravaggio, Dostoevsky’s The Idiot, Beethoven’s early compositions, Satie and digital vs physical sheet music. That’s just naming a few of the many topics analysed. Like a symphony this monologues works cyclically so topics are returned to and mentioned constantly.
On a deeper level what we are seeing is a statement from a person who has not been treated properly for her married life and this is her verbal ‘revenge’. Nora is letting out everything she has ever kept from us about the man she stayed for a while. We do get glimpses of his character and we hear Nora’s criticism at the phonies who attend the funeral pretending to know him when only she can provide a true picture. One could say her marriage was an absurd wound and we readers are finding out why.
The Remains is excellent: a thought provoking feminist novel which has crumbs of dry humor and teaches you something in the process, as my knowledge of classical music is not strong, I learnt quite a few things about The Remains monologue. Also do read the translator’s afterword – it gives an interesting look at the process of translating a monologue is like.
The above quote summarises what The Remains is about: A cellist, Nora, attends her pianist/composer ex husband’s funeral and this sets off a train of interconnecting thoughts in the vein of Sebald or Lucy Ellmann’s Ducks, Newburyport .
There’s a myriad of topics touched ranging from Gould and Bach’s Goldberg Variations, Caravaggio, Dostoevsky’s The Idiot, Beethoven’s early compositions, Satie and digital vs physical sheet music. That’s just naming a few of the many topics analysed. Like a symphony this monologues works cyclically so topics are returned to and mentioned constantly.
On a deeper level what we are seeing is a statement from a person who has not been treated properly for her married life and this is her verbal ‘revenge’. Nora is letting out everything she has ever kept from us about the man she stayed for a while. We do get glimpses of his character and we hear Nora’s criticism at the phonies who attend the funeral pretending to know him when only she can provide a true picture. One could say her marriage was an absurd wound and we readers are finding out why.
The Remains is excellent: a thought provoking feminist novel which has crumbs of dry humor and teaches you something in the process, as my knowledge of classical music is not strong, I learnt quite a few things about The Remains monologue. Also do read the translator’s afterword – it gives an interesting look at the process of translating a monologue is like.
November 10, 2020
Esta es tanto una novela como un concierto. Esta es tanto una novela de duelo como una novela de celebración. La protagonista, Nora García es chelista y Juan, su ex esposo, pianista y compositor, ha muerto. Nora asiste a su funeral y, de ese modo, asistimos como lectores a un hermoso soliloquio.
Nora observa los detalles de este funeral tanto como los detalles de esa la vida que compartió con Juan. Nora observa los detalles de los dolientes como observa los detalles de los músicos, los personajes, las piezas musicales, la vida entre notas, páginas, viajes y conciertos.
Este soliloquio se mueve en círculos, no es de sorprenderse que existan repeticiones, reiteraciones, un constante volver a lo que no se puede volver más que con la memoria.
La escritura breve que conocía de Glantz acá se olvida, este es un ejercicio de largo aliento, este es un fluir de la conciencia y de los sentidos, este es un transitar por oraciones coordinadas y subordinadas, paréntesis dentro de paréntesis, recuerdos que si bien no se tropiezan, caminan al mismo tiempo por sus palabras con el ritmo, ya lo dije, del mejor de los conciertos.
Nora observa los detalles de este funeral tanto como los detalles de esa la vida que compartió con Juan. Nora observa los detalles de los dolientes como observa los detalles de los músicos, los personajes, las piezas musicales, la vida entre notas, páginas, viajes y conciertos.
Este soliloquio se mueve en círculos, no es de sorprenderse que existan repeticiones, reiteraciones, un constante volver a lo que no se puede volver más que con la memoria.
La escritura breve que conocía de Glantz acá se olvida, este es un ejercicio de largo aliento, este es un fluir de la conciencia y de los sentidos, este es un transitar por oraciones coordinadas y subordinadas, paréntesis dentro de paréntesis, recuerdos que si bien no se tropiezan, caminan al mismo tiempo por sus palabras con el ritmo, ya lo dije, del mejor de los conciertos.
May 6, 2023
How to describe this incredible literary masterpiece. A lyrical elegy of tempo rubato.
A Symphony of Reluctant Grief
A divorced woman, Nora Garcia (a cellist), returns for her deceased ex-husband Juan’s, (a pianist and composer) funeral; back to a Mexican village from her past, through the art and music they played and navigated together.
A lyrical and rhythmic form of elegy that, rather than speak about the person who has passed, we experience something of a past version of that person; they are almost present, seen through the distorted lens of a reluctant, grieving ex. We can almost hear his continuous and relentless explanations to his often-time audience of one.
It felt like listening to a symphony in words, as like with music, thoughts and conversations repeat with slight changes over time.
Revelatory thoughts of the woman who knew a man best, observing the body, imagining the isolation and neglect of a heart, that brought this death about. The incantation going into detail of the functions and dysfunctions of the heart, both as the pump that irrigates the body and the metaphor for feelings of love and neglect.
A Different Kind of Garden Party
The novel is set in the present, on the afternoon that the body is displayed in the coffin in a room, and our narrator is a guest like many others, who aren’t sure to whom, they ought to offer condolences. She overhears snippets of conversations, adding to the cacophony of her own reflections.
Bach, Beethoven, Gould & Open Heart Surgery
Scenes and topics of conversation from the past circulate through her mind as she observes all around her. Much of it is about music, about their preferences, their differences told through how revered pianists played the music of Bach, Beethoven and more.
In her grief, she writes intense descriptions of a person talking to her, observing visual elements, lips moving, facial gestures, drifting off and away, out of her own body, hearing nothing of the tedious chatter. Her thoughts range from music, pianists, the genius castrati voices of eighteenth century Italian opera, to the intricacies and origins of open-heart surgery.
Grief arrives unbidden, tears overflow, the intellect refuses it, reprimands her, convinces her she doesn’t care. The body does not comply. She recalls evenings spent listening to great pianists, their heated arguments, wondering if it was due to their diametrically opposed ways of seeing the world.
Though I don’t profess to know too much about the world of classical music or the work of all the names mentioned – the way Glantz takes the reader on a voyage through these subjects, venturing into them in depth, returning again in brief, then jumping into subjects of the heart – was compelling to read, in a mesmerising way.
Her reassessing of her relationship, observing the many people come to farewell the man she doesn’t know whether she loved or despised, while in the throe of grief, bewilderment and loss, showing us how lives intersect and continue to have a presence in the mind of another, long after separation.
Brilliant.
A Symphony of Reluctant Grief
A divorced woman, Nora Garcia (a cellist), returns for her deceased ex-husband Juan’s, (a pianist and composer) funeral; back to a Mexican village from her past, through the art and music they played and navigated together.
A lyrical and rhythmic form of elegy that, rather than speak about the person who has passed, we experience something of a past version of that person; they are almost present, seen through the distorted lens of a reluctant, grieving ex. We can almost hear his continuous and relentless explanations to his often-time audience of one.
It felt like listening to a symphony in words, as like with music, thoughts and conversations repeat with slight changes over time.
Revelatory thoughts of the woman who knew a man best, observing the body, imagining the isolation and neglect of a heart, that brought this death about. The incantation going into detail of the functions and dysfunctions of the heart, both as the pump that irrigates the body and the metaphor for feelings of love and neglect.
The heart has impulses that reason doesn’t know.
A Different Kind of Garden Party
The novel is set in the present, on the afternoon that the body is displayed in the coffin in a room, and our narrator is a guest like many others, who aren’t sure to whom, they ought to offer condolences. She overhears snippets of conversations, adding to the cacophony of her own reflections.
Its not like death goes around whispering in our ear, though, does it? It just arrives, suddenly, when we least expect it. Silence falls and I move away – he’s right, I think, death doesn’t whisper in our ear, it just arrives, alone, without warning us in advance. I don’t care how simple dying or anything else is for that matter, even if it was that simplicity that made his heart explode, made it shatter into pieces (mine too), yes, life, the absurd wound that is life, yes, it’s true, the heart is only a muscle that irrigate the body, keeping it alive, a muscle that one day fails us.
Bach, Beethoven, Gould & Open Heart Surgery
Scenes and topics of conversation from the past circulate through her mind as she observes all around her. Much of it is about music, about their preferences, their differences told through how revered pianists played the music of Bach, Beethoven and more.
In her grief, she writes intense descriptions of a person talking to her, observing visual elements, lips moving, facial gestures, drifting off and away, out of her own body, hearing nothing of the tedious chatter. Her thoughts range from music, pianists, the genius castrati voices of eighteenth century Italian opera, to the intricacies and origins of open-heart surgery.
Grief arrives unbidden, tears overflow, the intellect refuses it, reprimands her, convinces her she doesn’t care. The body does not comply. She recalls evenings spent listening to great pianists, their heated arguments, wondering if it was due to their diametrically opposed ways of seeing the world.
Though I don’t profess to know too much about the world of classical music or the work of all the names mentioned – the way Glantz takes the reader on a voyage through these subjects, venturing into them in depth, returning again in brief, then jumping into subjects of the heart – was compelling to read, in a mesmerising way.
Her reassessing of her relationship, observing the many people come to farewell the man she doesn’t know whether she loved or despised, while in the throe of grief, bewilderment and loss, showing us how lives intersect and continue to have a presence in the mind of another, long after separation.
Brilliant.
“Life is an absurd wound: I think I deserve to be given condolences.”
August 11, 2019
Hacia una poética de la contemplación narrativa (Reseña, 2019)
Margo Glantz me ha sugerido un género, un mecanismo. El rastro, novela que en esta oportunidad me ocupa, bien puede no ser novela en absoluto. La estructura narrativa, camaleón de prosa, llegue tal vez a confundir al lector, pero, si se es avezadx, descubrimos en ella la densidad de los pequeños poemas en prosa, esta vez sin el “pequeños”. Este texto es un largo poema, una búsqueda que empieza y vuelve a empezar y vuelve a empezar y vuelve a empezar y permanece siempre empezando (toda la poesía realmente buena está siempre empezando). Este texto, si se observa con la atención del botánico y el desconcierto del colibrí, comprende dentro de sí un límite intermitente entre la poesía, el ensayo, la novela y casi cualquier otra forma narrativa que alcance uno a enumerar. Lo de Glantz es oficio bien llevado y, además, la preocupación de a quien hiere la belleza. La anécdota del relato, sencilla, sencillísima, se enriquece en los matices de la observación de la narradora. Pizarnik escribió que era la revolución mirar una rosa hasta cegarse. Aquí la narradora mira el corazón y éste, por supuesto, termina quitándole la vista para darle la mirada profética de los antiguos sabios griegos.
Una mujer acude al velorio de su exmarido y allí se dedica a recordarlo como excusa para vadear las preguntas que la presencia de la muerte deja siempre. Con la historia de su amor, escalada en brevísimos instantes; con las imágenes de una cotidianidad que la memoria acerca a la gramática de los sueños; con todas las dudas acunadas en cada certeza, desde la presencia de una perra en el funeral hasta el canto de los mariachis; con la lucidez de quien mantiene los ojos bien abiertos para ver, los oídos bien abiertos para ver, la piel bien abierta para ver, con esa necesidad de ver para contar, la narradora nos entrega un relato delirante, lleno de hallazgos, como quien presenta el trofeo obtenido luego de una lucha larga, larga y vana, larga y vana y estéril, sin mayor orgullo, sin mayor fiesta, con la tranquilidad de haber sido vehículo para lo inevitable. Enlaza la autora, con fluidez, la música, la historia de la música, lo cotidiano, lo eternamente repetido y nuevo de las historias de amor. Digo “con fluidez”, debo añadir: “con fuerza”. Narrativamente este texto es un terreno empinado por el que resbalas, sin quererte aferrar en ningún momento.
Lo mejor de Glantz es su capacidad de extender el tiempo. En El rastro el tiempo no avanza según la lógica de las manecillas. En muchas otras obras tampoco lo hace, pero en esta su dilatación (¿su dilación?) se debe en gran medida a la necesidad de la narradora de detenerse en los detalles. Un trapo sirve para volver a pensar en una velada vieja, hace muchos años vivida, frente a una chimenea apagada. Basta pensar en las partituras para encontrar un largo excurso sobre las ventajas de la tecnología y la necesidad, sin embargo, de que el trabajar con las manos siga siendo una labor necesaria para agradar a los dioses. Glantz consigue crear una narradora capaz de entretenerse en cada cosa y generar, a partir de la mera observación de las cosas, toda una poética de lo íntimo, de lo doloroso, de lo desesperado, de lo cálido. Toda una poética del mundo cuya fuente es sólo la observación del instante.
Memoria, evocación, reflexión, apunte suelto. Los cabos de la cabeza van fluyendo. En este texto sobre el corazón palpita otro corazón inesperado. Uno que va en los ojos. Uno que aprende su fluir desde las pupilas hasta la luz, desde la luz hasta el centro del cerebro. Flujo de palabras capaces de darle forma al mundo que fluye. Flujo de imágenes que terminan componiendo la constelación del tiempo disgregado, del tiempo convertido en el titán caído bajo los puños de su hijo más joven. Aquí esta ese corazón irrigando las pérdidas, convirtiendo en búsqueda el existir. Porque también nosotros somos completamente órganos palpitantes. A cien, a ciento y punta latidos por segundo.
Margo Glantz me ha sugerido un género, un mecanismo. El rastro, novela que en esta oportunidad me ocupa, bien puede no ser novela en absoluto. La estructura narrativa, camaleón de prosa, llegue tal vez a confundir al lector, pero, si se es avezadx, descubrimos en ella la densidad de los pequeños poemas en prosa, esta vez sin el “pequeños”. Este texto es un largo poema, una búsqueda que empieza y vuelve a empezar y vuelve a empezar y vuelve a empezar y permanece siempre empezando (toda la poesía realmente buena está siempre empezando). Este texto, si se observa con la atención del botánico y el desconcierto del colibrí, comprende dentro de sí un límite intermitente entre la poesía, el ensayo, la novela y casi cualquier otra forma narrativa que alcance uno a enumerar. Lo de Glantz es oficio bien llevado y, además, la preocupación de a quien hiere la belleza. La anécdota del relato, sencilla, sencillísima, se enriquece en los matices de la observación de la narradora. Pizarnik escribió que era la revolución mirar una rosa hasta cegarse. Aquí la narradora mira el corazón y éste, por supuesto, termina quitándole la vista para darle la mirada profética de los antiguos sabios griegos.
Una mujer acude al velorio de su exmarido y allí se dedica a recordarlo como excusa para vadear las preguntas que la presencia de la muerte deja siempre. Con la historia de su amor, escalada en brevísimos instantes; con las imágenes de una cotidianidad que la memoria acerca a la gramática de los sueños; con todas las dudas acunadas en cada certeza, desde la presencia de una perra en el funeral hasta el canto de los mariachis; con la lucidez de quien mantiene los ojos bien abiertos para ver, los oídos bien abiertos para ver, la piel bien abierta para ver, con esa necesidad de ver para contar, la narradora nos entrega un relato delirante, lleno de hallazgos, como quien presenta el trofeo obtenido luego de una lucha larga, larga y vana, larga y vana y estéril, sin mayor orgullo, sin mayor fiesta, con la tranquilidad de haber sido vehículo para lo inevitable. Enlaza la autora, con fluidez, la música, la historia de la música, lo cotidiano, lo eternamente repetido y nuevo de las historias de amor. Digo “con fluidez”, debo añadir: “con fuerza”. Narrativamente este texto es un terreno empinado por el que resbalas, sin quererte aferrar en ningún momento.
Lo mejor de Glantz es su capacidad de extender el tiempo. En El rastro el tiempo no avanza según la lógica de las manecillas. En muchas otras obras tampoco lo hace, pero en esta su dilatación (¿su dilación?) se debe en gran medida a la necesidad de la narradora de detenerse en los detalles. Un trapo sirve para volver a pensar en una velada vieja, hace muchos años vivida, frente a una chimenea apagada. Basta pensar en las partituras para encontrar un largo excurso sobre las ventajas de la tecnología y la necesidad, sin embargo, de que el trabajar con las manos siga siendo una labor necesaria para agradar a los dioses. Glantz consigue crear una narradora capaz de entretenerse en cada cosa y generar, a partir de la mera observación de las cosas, toda una poética de lo íntimo, de lo doloroso, de lo desesperado, de lo cálido. Toda una poética del mundo cuya fuente es sólo la observación del instante.
Memoria, evocación, reflexión, apunte suelto. Los cabos de la cabeza van fluyendo. En este texto sobre el corazón palpita otro corazón inesperado. Uno que va en los ojos. Uno que aprende su fluir desde las pupilas hasta la luz, desde la luz hasta el centro del cerebro. Flujo de palabras capaces de darle forma al mundo que fluye. Flujo de imágenes que terminan componiendo la constelación del tiempo disgregado, del tiempo convertido en el titán caído bajo los puños de su hijo más joven. Aquí esta ese corazón irrigando las pérdidas, convirtiendo en búsqueda el existir. Porque también nosotros somos completamente órganos palpitantes. A cien, a ciento y punta latidos por segundo.
January 27, 2023
The protagonist-narrator attends the wake and funeral of her ex-husband and is triggered into a rather manic and quite poetic contemplation of the mystery of life. Simultaneously she is close enough to the deceased to be deeply affected by his departure, but distant enough from him to maintain a removed perspective and not be overwhelmed by grief. This allows for 172 pages of quasi-stream of consciousness prose that demonstrates but never frankly states what might be called ‘the harmony of opposites.’
Though opposites of all types are thrown into counterpoint in this book, mostly Glantz shows where the corporal and the spiritual find balance. The first of two principal avenues for this is through the human heart, which besides being a physical organ is also a conveyor of the spiritual. So the heart in all its physical aspects is mused upon in this stream – its pumping of blood, it as a simple muscle – But also the heart proving itself as the seat of emotion and yearning and need. There is a place where these two meet, in heartbreak or ecstasy, where the spiritual and the physical fuse and find exquisite balance, or harmonize. Glantz’s quasi-stream of consciousness becomes sometimes essayistic as she goes into things like the first open heart surgery in history. And also poetic, as she returns rhythmically and continually to key phrasings. The second principal avenue where this harmony happens, in her estimation, is through music. She uses the two Goldberg Variations by Glenn Gould, ones which he recorded at the beginning and end of his career, as a beginning place for this idea. Also she meditates on medieval boys who were castrated before puberty so that their voices would find that perfect balance between the masculine and the feminine when they matured. This review delineates Glantz’s ideas as separate in a way which makes her observations seem prosaic. It’s not at all like that. Her book feels instead oracular.
The theme of the reconciliation of the body with the soul has always fascinated me and was one of the first ideas that sucked me into literature after I read Narcissus and Goldmund by Hermann Hesse at the age of 20 in 1988. Later I found it also in Nikos Kazantzakis and others. Glantz treats the theme in a new way for me, showing that the corporal and the spiritual are never truly reconciled, but sometimes, in fleeting moments, can meet and mesh. When this happens ‘el rastro’ or ‘the trace’ of perfection slips into our world.
Though opposites of all types are thrown into counterpoint in this book, mostly Glantz shows where the corporal and the spiritual find balance. The first of two principal avenues for this is through the human heart, which besides being a physical organ is also a conveyor of the spiritual. So the heart in all its physical aspects is mused upon in this stream – its pumping of blood, it as a simple muscle – But also the heart proving itself as the seat of emotion and yearning and need. There is a place where these two meet, in heartbreak or ecstasy, where the spiritual and the physical fuse and find exquisite balance, or harmonize. Glantz’s quasi-stream of consciousness becomes sometimes essayistic as she goes into things like the first open heart surgery in history. And also poetic, as she returns rhythmically and continually to key phrasings. The second principal avenue where this harmony happens, in her estimation, is through music. She uses the two Goldberg Variations by Glenn Gould, ones which he recorded at the beginning and end of his career, as a beginning place for this idea. Also she meditates on medieval boys who were castrated before puberty so that their voices would find that perfect balance between the masculine and the feminine when they matured. This review delineates Glantz’s ideas as separate in a way which makes her observations seem prosaic. It’s not at all like that. Her book feels instead oracular.
The theme of the reconciliation of the body with the soul has always fascinated me and was one of the first ideas that sucked me into literature after I read Narcissus and Goldmund by Hermann Hesse at the age of 20 in 1988. Later I found it also in Nikos Kazantzakis and others. Glantz treats the theme in a new way for me, showing that the corporal and the spiritual are never truly reconciled, but sometimes, in fleeting moments, can meet and mesh. When this happens ‘el rastro’ or ‘the trace’ of perfection slips into our world.
May 15, 2023
This book is brilliant!!! Wow what an experience. The writing and style ate down!
May 10, 2023
This is the third @charcopress book I've read and it seems books from this publisher guarantee excellent writing and translations. Despite the wonderful writing, this is very heavy on classical music and composers, which was a little too much for me! If you like these two things, then this is the book for you.
𝘛𝘩𝘦 𝘙𝘦𝘮𝘢𝘪𝘯𝘴 is written as a long monologue from Nora, a cellist’s perspective while she is at the funeral of her ex-husband, Juan, a pianist. Nora seems to be unsure of how she is feeling so focuses obsessively on all the details. Through her monologue, she shares recollections of her ex-husband and details about his favourite composers. Many are featured, such as Schubert, Mozart, Bach, Gould and Beethoven.
It's a beautifully written book about words, art, music, the heart, writing, our thoughts and much more. I admire how unique the structure is. Glantz has written in a way that mirrors how composers arrange their music and in a way that has a rhythm to it. There is repetition - particularly about the heart.
“𝘈𝘯𝘥 𝘸𝘰𝘳𝘥𝘴 𝘢𝘤𝘲𝘶𝘪𝘳𝘦 𝘢 𝘸𝘦𝘪𝘨𝘩𝘵 𝘸𝘩𝘦𝘯 𝘵𝘩𝘦𝘺’𝘳𝘦 𝘸𝘳𝘪𝘵𝘵𝘦𝘯 𝘥𝘰𝘸𝘯, 𝘢𝘧𝘵𝘦𝘳 𝘐 𝘳𝘦𝘴𝘵 𝘮𝘺 𝘧𝘪𝘯𝘨𝘦𝘳𝘴 𝘰𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘬𝘦𝘺𝘴, 𝘪𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘯𝘪𝘨𝘩𝘵, 𝘰𝘯𝘭𝘺 𝘢 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘺𝘰𝘶𝘳𝘴 𝘩𝘢𝘴 𝘮𝘰𝘷𝘦𝘥 𝘮𝘺 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘸𝘢𝘺.”
“𝘞𝘰𝘳𝘥𝘴, 𝘸𝘰𝘳𝘥𝘴, 𝘸𝘰𝘳𝘥𝘴, 𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰𝘮, 𝘮𝘦𝘢𝘯𝘪𝘯𝘨𝘭𝘦𝘴𝘴 – 𝘰𝘳 𝘢𝘳𝘦 𝘵𝘩𝘦𝘺? 𝘛𝘩𝘦𝘺 𝘴𝘩𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘣𝘦 𝘮𝘦𝘢𝘯𝘪𝘯𝘨𝘧𝘶𝘭, 𝘵𝘩𝘦𝘺’𝘳𝘦 𝘴𝘱𝘰𝘬𝘦𝘯 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵, 𝘶𝘯𝘧𝘪𝘭𝘵𝘦𝘳𝘦𝘥, 𝘦𝘷𝘦𝘯 𝘪𝘧 𝘢𝘤𝘤𝘪𝘥𝘦𝘯𝘵𝘢𝘭 – 𝘢𝘯𝘥 𝘥𝘰𝘯’𝘵 𝘵𝘩𝘦𝘺 𝘴𝘢𝘺 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘸𝘰𝘳𝘥𝘴 𝘤𝘢𝘯 𝘬𝘪𝘭𝘭?”
“𝘛𝘩𝘦 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵, 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘭𝘪𝘧𝘦-𝘨𝘪𝘷𝘪𝘯𝘨 𝘰𝘳𝘨𝘢𝘯, 𝘩𝘰𝘮𝘦 𝘵𝘰 𝘰𝘶𝘳 𝘧𝘦𝘦𝘭𝘪𝘯𝘨𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦𝘳𝘦𝘧𝘰𝘳𝘦 𝘰𝘶𝘳 𝘴𝘰𝘶𝘭, 𝘴𝘺𝘮𝘣𝘰𝘭 𝘰𝘧 𝘭𝘰𝘷𝘦, 𝘺𝘦𝘴, 𝘸𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘰𝘶𝘳 𝘭𝘪𝘧𝘦 𝘢𝘯𝘥 𝘧𝘦𝘦𝘭𝘪𝘯𝘨𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘪𝘥𝘦.”
“𝘛𝘩𝘦 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵 𝘩𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘢𝘴𝘰𝘯𝘴 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘳𝘦𝘢𝘴𝘰𝘯 𝘥𝘰𝘦𝘴 𝘯𝘰𝘵 𝘬𝘯𝘰𝘸.”
Overall, I loved the writing but liked the book.
𝘛𝘩𝘦 𝘙𝘦𝘮𝘢𝘪𝘯𝘴 is written as a long monologue from Nora, a cellist’s perspective while she is at the funeral of her ex-husband, Juan, a pianist. Nora seems to be unsure of how she is feeling so focuses obsessively on all the details. Through her monologue, she shares recollections of her ex-husband and details about his favourite composers. Many are featured, such as Schubert, Mozart, Bach, Gould and Beethoven.
It's a beautifully written book about words, art, music, the heart, writing, our thoughts and much more. I admire how unique the structure is. Glantz has written in a way that mirrors how composers arrange their music and in a way that has a rhythm to it. There is repetition - particularly about the heart.
“𝘈𝘯𝘥 𝘸𝘰𝘳𝘥𝘴 𝘢𝘤𝘲𝘶𝘪𝘳𝘦 𝘢 𝘸𝘦𝘪𝘨𝘩𝘵 𝘸𝘩𝘦𝘯 𝘵𝘩𝘦𝘺’𝘳𝘦 𝘸𝘳𝘪𝘵𝘵𝘦𝘯 𝘥𝘰𝘸𝘯, 𝘢𝘧𝘵𝘦𝘳 𝘐 𝘳𝘦𝘴𝘵 𝘮𝘺 𝘧𝘪𝘯𝘨𝘦𝘳𝘴 𝘰𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘬𝘦𝘺𝘴, 𝘪𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘯𝘪𝘨𝘩𝘵, 𝘰𝘯𝘭𝘺 𝘢 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘺𝘰𝘶𝘳𝘴 𝘩𝘢𝘴 𝘮𝘰𝘷𝘦𝘥 𝘮𝘺 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘸𝘢𝘺.”
“𝘞𝘰𝘳𝘥𝘴, 𝘸𝘰𝘳𝘥𝘴, 𝘸𝘰𝘳𝘥𝘴, 𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰𝘮, 𝘮𝘦𝘢𝘯𝘪𝘯𝘨𝘭𝘦𝘴𝘴 – 𝘰𝘳 𝘢𝘳𝘦 𝘵𝘩𝘦𝘺? 𝘛𝘩𝘦𝘺 𝘴𝘩𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘣𝘦 𝘮𝘦𝘢𝘯𝘪𝘯𝘨𝘧𝘶𝘭, 𝘵𝘩𝘦𝘺’𝘳𝘦 𝘴𝘱𝘰𝘬𝘦𝘯 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘵𝘩𝘦 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵, 𝘶𝘯𝘧𝘪𝘭𝘵𝘦𝘳𝘦𝘥, 𝘦𝘷𝘦𝘯 𝘪𝘧 𝘢𝘤𝘤𝘪𝘥𝘦𝘯𝘵𝘢𝘭 – 𝘢𝘯𝘥 𝘥𝘰𝘯’𝘵 𝘵𝘩𝘦𝘺 𝘴𝘢𝘺 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘸𝘰𝘳𝘥𝘴 𝘤𝘢𝘯 𝘬𝘪𝘭𝘭?”
“𝘛𝘩𝘦 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵, 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘭𝘪𝘧𝘦-𝘨𝘪𝘷𝘪𝘯𝘨 𝘰𝘳𝘨𝘢𝘯, 𝘩𝘰𝘮𝘦 𝘵𝘰 𝘰𝘶𝘳 𝘧𝘦𝘦𝘭𝘪𝘯𝘨𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦𝘳𝘦𝘧𝘰𝘳𝘦 𝘰𝘶𝘳 𝘴𝘰𝘶𝘭, 𝘴𝘺𝘮𝘣𝘰𝘭 𝘰𝘧 𝘭𝘰𝘷𝘦, 𝘺𝘦𝘴, 𝘸𝘩𝘦𝘳𝘦 𝘰𝘶𝘳 𝘭𝘪𝘧𝘦 𝘢𝘯𝘥 𝘧𝘦𝘦𝘭𝘪𝘯𝘨𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘪𝘥𝘦.”
“𝘛𝘩𝘦 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵 𝘩𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘢𝘴𝘰𝘯𝘴 𝘵𝘩𝘢𝘵 𝘳𝘦𝘢𝘴𝘰𝘯 𝘥𝘰𝘦𝘴 𝘯𝘰𝘵 𝘬𝘯𝘰𝘸.”
Overall, I loved the writing but liked the book.
July 17, 2023
Bumping this down a star on further reflection as it's just not sitting with me....Our narrator ruminates on the death of her ex husband, while at his funeral, and her thoughts are in the form of a theme and variations, as she (and said ex) are both classical musicians. I'm a former classical musician so I thought I'd love this....but it felt a little overstuffed at times.
December 14, 2019
1⭐️
Todo se centra en el velorio y entierro de Juan, Nora, su ex pareja narra sus sentimientos al verlo muerto.
Los pensamientos de Nora viajan a sus recuerdo y hacen una extensa y repetitiva descripción del funcionamiento del corazón y de la música clásica, ya que ellos dos eran músicos, Juan pianista y ella tocaba el Chelo.
Muy repetitiva, descriptiva y tediosa, sin pausas, había momentos que brincaba páginas.
Todo se centra en el velorio y entierro de Juan, Nora, su ex pareja narra sus sentimientos al verlo muerto.
Los pensamientos de Nora viajan a sus recuerdo y hacen una extensa y repetitiva descripción del funcionamiento del corazón y de la música clásica, ya que ellos dos eran músicos, Juan pianista y ella tocaba el Chelo.
Muy repetitiva, descriptiva y tediosa, sin pausas, había momentos que brincaba páginas.
July 7, 2019
En la narración se conjugan todos los sentidos, como si estuviéramos asistiendo la ejecución de una orquesta, en la que los instrumentos tienen su papel y entran y salen siguiendo una partitura. Cuando vamos de la mano de Nora, percibimos el olor a moho, observamos los detalles de manera claramente descrita, podemos sentir el agobio que la inunda, sentir el sabor de la herida, e incluso podemos sumergirnos en el recuerdo de las piezas musicales que evoca.
Creo que lo más potente del texto es el manejo de la técnica de la escritura, como lo logra Glantz con el uso de los leitmotive en todos los ámbitos, ya sea sensoriales o conceptuales [olor a humedad, a moho; esa herida absurda que es la vida; el corazón es solo un músculo; soñé que me perdía; el corazón tiene razones que la razón desconoce; el corazón es el centro de la vida; un alfilitero de seda roja; entre otros], y con el uso de la puntuación para generar esa atmósfera de recurrencia de pensamientos que se entrelazan con la discusión sobre intérpretes, pinturas, películas.
En resumen, disfruté mucho de mi primer libro de Glantz.
Creo que lo más potente del texto es el manejo de la técnica de la escritura, como lo logra Glantz con el uso de los leitmotive en todos los ámbitos, ya sea sensoriales o conceptuales [olor a humedad, a moho; esa herida absurda que es la vida; el corazón es solo un músculo; soñé que me perdía; el corazón tiene razones que la razón desconoce; el corazón es el centro de la vida; un alfilitero de seda roja; entre otros], y con el uso de la puntuación para generar esa atmósfera de recurrencia de pensamientos que se entrelazan con la discusión sobre intérpretes, pinturas, películas.
En resumen, disfruté mucho de mi primer libro de Glantz.
December 27, 2017
A genuine novel, man. Yeah maybe it's not all that radical in form, kinda a modernist throwback, but even for all that it had a vision and it stuck to it and explicated it in admirable fashion. The fuguelike form and rhythmic sentences obviously created a real synergy w/the themes. So much fixation and obsession, returns to the same subjects, thoughts, even phrasings, but through these circuits back to the fixations, the text evokes the story and things about the story (while also satisfyingly deepening the mystery of Nora's life) in rare ways. You know dude left her but you never totally sure who for, there is mention of children but then no children. The extensive parentheses were a really interesting way to untether us from time/explore Nora's timeline in an invigorating way while also replicating the layering of instrumentation in a musical composition. In some ways maybe it eludes the reader too much and does so in too familiar a tradition for me to score it even higher, but like I said just a real novel, something that makes you want to give yourself to it.
July 27, 2023
Entra al almario como partitura
January 17, 2024
No había leído nada de Glantz y tenía mucha curiosidad, pero alguien va a tener que convencerme muy fuertemente para que lo vuelva a hacer. En su búsqueda del buen gusto y el refinamiento acaba siendo una novela de gusto pésimo que es imposible leer sin poner los ojos en blanco. Y no lo achaquemos al momento en que se publicó, porque estoy convencido de que decir que la vida es una herida mortal (y repetirlo como mantra efectista cada poco) estaba tan manido en 2002 como ahora. Por momentos me recordó a algunos libros de Javier Marías, solo que aquí la digresión se pierde en lo informativo hasta tal punto que parece la Wikipedia. La novela va en realidad sobre compositores clásicos, músicos y cantantes de ópera, y el exmarido muerto que sirve de pretexto poco importa. A mí, que me interesan mucho las novelas sin personajes, creo que esta podría encajar en esa categoría, pero como ejemplo de cosas que pueden salir mal. Dep por el exmarido muerto y por la novela.
September 21, 2020
Me es difícil calificar esta novela. Es la primera vez que leo una narrativa tan particular, obsesiva y sofisticada. No sé inclusive si yo podría catalogarla como una novela o un compendio de música y arte que encaja en la narración de un velorio y de un entierro en el que, de acuerdo a la narradora (la ex esposa del fallecido, un músico) es a ella a la que deberían dar el pésame. Es ella la que ha perdido con esa muerte, quizá perdiendo al que creó, junto con ella todos esos recuerdos.
Y el rastro? Justamente la muerte y la destrucción que representa, el dañarse a sí mismo cuando se “mata y destaza” pero también el intento de volver a unir esas partes, ya sin vida, pudieran ser, desde mi punto de vista, el fondo de esta novela.
Y el rastro? Justamente la muerte y la destrucción que representa, el dañarse a sí mismo cuando se “mata y destaza” pero también el intento de volver a unir esas partes, ya sin vida, pudieran ser, desde mi punto de vista, el fondo de esta novela.
June 12, 2024
I enjoyed the writing style, but I struggle with books about grief.
It is also about legacy, what is left behind, in this case, after a lifetime of playing music.
It takes place over the course of one day, and concerns Nora Garcia, a cellist who married her conductor, as she now mourns his death. She makes excuses and avoids the other mourners at his wake, amd withdraws into her own thoughts. Those thoughts, recited as a sort of monlogue, make up the large part of his short novel.
It is also about legacy, what is left behind, in this case, after a lifetime of playing music.
It takes place over the course of one day, and concerns Nora Garcia, a cellist who married her conductor, as she now mourns his death. She makes excuses and avoids the other mourners at his wake, amd withdraws into her own thoughts. Those thoughts, recited as a sort of monlogue, make up the large part of his short novel.
August 19, 2024
I think this deserves more like a 3.5 from me. I think I did myself (and/or the book) a bit of disservice by reading it in small sections over the course of several days rather than in one or two sittings, as its form is that of an uninterrupted monologue. I enjoyed its rhythm and its interiority, which complemented the narrator's descriptions of music, art, the anatomy and physiology of the human heart, her memories, etc nicely. Reminded me of Clarice Lispector somewhat.
March 27, 2024
Heavy, but poetic…. like an absurd wound, like an exploding heart, like a lost love, like a beautiful sad piece of music.
The novel is written like a musical note, it unravels itself with repetitive concepts (and phrases) that gives it rhythm, and a stream of consciousness that gives it identity. I appreciate this work so much.
The novel is written like a musical note, it unravels itself with repetitive concepts (and phrases) that gives it rhythm, and a stream of consciousness that gives it identity. I appreciate this work so much.
August 19, 2024
Es difícil referirse a esta ¿novela? experimental y barroca al mismo tiempo, (como un cuadro de Caravaggio o Archimboldo, grotesca, rebuscada, excedida en descripciones, repetitiva a más no poder- llena de recovecos y claroscuros, de detalles claros y sencillos que se vuelven excusa para evadirse, de símbolos, de distorsiones, de violencias) - el refinamiento del análisis de composiciones musicales como las variaciones Goldberg, la museografía de salas de arte como el Met, Louvre, Boston o Isabella Steward Gardner, y por otro lado las imágenes más crudas y grotescas del documental francés Le sang des bêtes, de destazar al caballo o el cuadro del buey desollado de Rembrandt, o las pinturas negras de Goya, como trozos de carnero o de Velazquez, no dejan de venir a mi cabeza. El mismo morbo de quien no puede dejar de ver, de repetir, de nombrar, de recrearse en las mismas imágenes una y otra vez.
Las innumerables referencias ilustradas de la novela el idiota de Dostoievski... o la letra de los tangos... el sepelio del pueblo mexicano con su tequila y sus mariachis y sus gritos y ruidos y el desfile -la procesión que lleva al muertito cargándolo por todo el pueblo hasta el cementerio donde lo espera el hoyo de tierra para tragárselo- sin ton ni son, sin concierto...
Las interminables descripciones pseudo-médicas, pseudo científicas a la sangre, al corazón, a desangrarse, a las vísceras, a las lágrimas al estiércol, a cirugías del corazón parecen casi una obsesión incurable.
Todo forma parte del collage, con un hilo conductor, arterial que busca revolver el interior y a ver qué sale.
Re-significar el vínculo, la relación, la convivencia en ausencia de uno en una pareja, cuando los dos han participado en la construcción mutua, y en la rutina.
Esa ruptura del corazón, partido en dos mitades. Rompimiento, resquebrajamiento.
El Rastro es una resignificación barroca de ese vínculo que se ha roto, y que sigue suspendido en las memorias, en el tiempo, desde la esencia del alma de dos, intérprete y compositor musicales, de dos modos de ver la vida en pareja de pianista y chelista, desde las discusiones de la vida y la herencia de los grandes clásicos como Bach, Beethoven, Schubert, desde el intelecto (o intelequia) de directores de orquesta como Gould, Barenboim, Harnoncourt, desde las conversaciones ilustradas del gran maestro y quienes lo siguen y prestan sus oídos...
Rebuscado, exagerado en sus modos, porque se usan muchas palabras, vías, puertas, para no hablar y no aceptar y no reconocerse en el sentimiento de pérdida, de duelo, de luto. Porque si se abre el recubrimiento del corazón roto hay dolor y se está vulnerable, ¿cómo aceptar el sentimiento de niño perdido/abandonado/ traicionado del que se queda cuando tu otra mitad se ha ido?
El Rastro es un clamor barroco del corazón partido, de la sangre, de las lágrimas, del cantar y la voz de los castrati, que no se decide entre el ser niño, adolescente, mujer, de la despedida del ser amado. Del que simplemente no se resigna a dejar partir a soltar a sobrevivir sin la presencia del otro. Y se aferra por donde sea, a los olores, las imágenes, los sonidos, las partituras, agarrarse de lo que sea para que el propio corazón, o la mitad que se queda continúe latiendo...
Alcanzo apenas a atisbar una genialidad desgarradora agazapada detrás del rastro, que aún no termina de cuajar...
Las innumerables referencias ilustradas de la novela el idiota de Dostoievski... o la letra de los tangos... el sepelio del pueblo mexicano con su tequila y sus mariachis y sus gritos y ruidos y el desfile -la procesión que lleva al muertito cargándolo por todo el pueblo hasta el cementerio donde lo espera el hoyo de tierra para tragárselo- sin ton ni son, sin concierto...
Las interminables descripciones pseudo-médicas, pseudo científicas a la sangre, al corazón, a desangrarse, a las vísceras, a las lágrimas al estiércol, a cirugías del corazón parecen casi una obsesión incurable.
Todo forma parte del collage, con un hilo conductor, arterial que busca revolver el interior y a ver qué sale.
Re-significar el vínculo, la relación, la convivencia en ausencia de uno en una pareja, cuando los dos han participado en la construcción mutua, y en la rutina.
Esa ruptura del corazón, partido en dos mitades. Rompimiento, resquebrajamiento.
El Rastro es una resignificación barroca de ese vínculo que se ha roto, y que sigue suspendido en las memorias, en el tiempo, desde la esencia del alma de dos, intérprete y compositor musicales, de dos modos de ver la vida en pareja de pianista y chelista, desde las discusiones de la vida y la herencia de los grandes clásicos como Bach, Beethoven, Schubert, desde el intelecto (o intelequia) de directores de orquesta como Gould, Barenboim, Harnoncourt, desde las conversaciones ilustradas del gran maestro y quienes lo siguen y prestan sus oídos...
Rebuscado, exagerado en sus modos, porque se usan muchas palabras, vías, puertas, para no hablar y no aceptar y no reconocerse en el sentimiento de pérdida, de duelo, de luto. Porque si se abre el recubrimiento del corazón roto hay dolor y se está vulnerable, ¿cómo aceptar el sentimiento de niño perdido/abandonado/ traicionado del que se queda cuando tu otra mitad se ha ido?
El Rastro es un clamor barroco del corazón partido, de la sangre, de las lágrimas, del cantar y la voz de los castrati, que no se decide entre el ser niño, adolescente, mujer, de la despedida del ser amado. Del que simplemente no se resigna a dejar partir a soltar a sobrevivir sin la presencia del otro. Y se aferra por donde sea, a los olores, las imágenes, los sonidos, las partituras, agarrarse de lo que sea para que el propio corazón, o la mitad que se queda continúe latiendo...
Alcanzo apenas a atisbar una genialidad desgarradora agazapada detrás del rastro, que aún no termina de cuajar...
Read
May 12, 2020I truly have no idea what to think of this book, and whether that is because I read it in its original Spanish, my second language, or because it could go head to head with any Virginia Woolf novel for sheer opaqueness, I do not know. As far as I can tell, the book is about a woman who attends her ex-husband's funeral, thinks a lot of things about the life they lived together and about random musicians, and at some point he gets put in the ground and it ends. The main character mentions some musicians I have heard of, many I have not. I really can't say much more than that. I didn't hate it, or love it, or have many feelings about it other than bafflement.
De verdad no sé exactamente que pensar de este libro, podría ser porque lo leí en el español original y español es mi segunda lengua, o podría ser porque es parecido a las novelas de Virginia Woolf, se trata mucho de pensamientos y sentimientos y no tanto eventos. Pienso que la novela se trata de una mujer que asiste al funeral de su ex-marido, piensa en la vida que tenían juntos y de músicos (la personaje principal es música) y se entierra el ex-marido y ... ya. A veces la personaje principal menciona un nombre de un músico que reconozco, pero además de eso esta novela me confundió mucho. No lo odio, ni lo amo. Me confunde más que nada.
De verdad no sé exactamente que pensar de este libro, podría ser porque lo leí en el español original y español es mi segunda lengua, o podría ser porque es parecido a las novelas de Virginia Woolf, se trata mucho de pensamientos y sentimientos y no tanto eventos. Pienso que la novela se trata de una mujer que asiste al funeral de su ex-marido, piensa en la vida que tenían juntos y de músicos (la personaje principal es música) y se entierra el ex-marido y ... ya. A veces la personaje principal menciona un nombre de un músico que reconozco, pero además de eso esta novela me confundió mucho. No lo odio, ni lo amo. Me confunde más que nada.
May 24, 2021
El rastro es sobre todo una reflexión sobre el amor, y sobre su pérdida. Es una pregunta por lo que es el corazón en nuestro cuerpo y en nuestra vida y por cómo conocer su verdad. Es además un ejercicio de reflexión en torno al pasado y cómo este nos sigue afectando aunque pasen los años. La protagonista, Nora Garcia, elabora un ejercicio de observación del presente y de la memoria a partir de la muerte de su exmarido, y va llevando al lector en oleadas de recuerdos, con sus distintos detalles, a momentos de diferentes emociones. La narradora no busca cerrarlo todo, y deja lugares sin aclarar, porque las explicaciones no hacen falta, y porque precisamente las emociones no se comprenden del todo lógicamente.
¿Cómo es dejar de amar? ¿Cómo se sabe qué el amor es sincero o que es pasado? ¿Y cómo llorar a alguien de quien ya en vida nos habíamos alejado ¿Es siquiera posible alejarse del todo de quien hemos amado?
La protagonista unida a su exmarido no solo por su vida en común sino también por su profesión, parece transportarse entre tiempos donde ya no importan las distancias. Donde ante el duelo y la muerte ya no importa lo que ha pasado en los años de separación, sino esos sentimientos de antes que incluían no solo el amor, sino también el dolor, la rabia, el resentimiento, y que son también los sentimientos de ahora.
¿Cómo es dejar de amar? ¿Cómo se sabe qué el amor es sincero o que es pasado? ¿Y cómo llorar a alguien de quien ya en vida nos habíamos alejado ¿Es siquiera posible alejarse del todo de quien hemos amado?
La protagonista unida a su exmarido no solo por su vida en común sino también por su profesión, parece transportarse entre tiempos donde ya no importan las distancias. Donde ante el duelo y la muerte ya no importa lo que ha pasado en los años de separación, sino esos sentimientos de antes que incluían no solo el amor, sino también el dolor, la rabia, el resentimiento, y que son también los sentimientos de ahora.
April 13, 2023
another book I am adding to my appreciate-and-admire-but-did-not-enjoy list.
I loved Glantz’s writing style, full of rhythm and repetition, and honestly it would be a 5 star read…if I had any interest in the content.
Unfortunately, I do not know much nor care about classical music, composers, and musicians so I was unable to really connect with this book. But, if you’re interested in those things, this book would be a total banger.
Also! Great translator’s note at the end.
It was a tedious reading process but Glantz is the real deal.
I loved Glantz’s writing style, full of rhythm and repetition, and honestly it would be a 5 star read…if I had any interest in the content.
Unfortunately, I do not know much nor care about classical music, composers, and musicians so I was unable to really connect with this book. But, if you’re interested in those things, this book would be a total banger.
Also! Great translator’s note at the end.
It was a tedious reading process but Glantz is the real deal.
May 23, 2020
Me pareció una novela bellamente escrita. El canon y la repetición de ciertos motivos a lo largo de la historia me llamaron mucho la atención. Es fácil sentir el aluvión de pensamientos y sentimientos que hay en Nora García durante el velorio de Juan. Las palabras se repiten en un ciclo, como el uroboros del que habla la protagonista. Un libro intimista y melodioso.
November 25, 2020
no sé si esto es una novela, es algo mucho más experimental que eso. la poética es increíble, al igual que la manera en la que nos hace viajar por un duelo y a la vez por una celebración, por un concierto y a la vez por el silencio. margo es una joya. leerla es un regalo.
July 30, 2023
The heart of this novel is a single day at a funeral. Some action happens, but most of our time is spent ensconced in the ricocheting thoughts of the narrator.
Or perhaps the heart of this novel may indeed be the heart, which is torn apart symbolically and surgically (though those ricocheting thoughts).
In a small book, small time frame and small confined space (a mourner's mind), those thoughts bounce back and forth across the pages. For a small test
1) Life is _______ (okay that's an easy one as it appears in nearly all other reviews here)
2) Schubert should only be played on a ________
3) An intense smell clings to the narrator, that smell is ______ (clue: looking for a gerund).
4) Castratos never hit puberty, this prevents what *two* body parts from dropping?
The repetition of these topics might be the way a mind processes the death of a (former) partner. I found myself a little more curious about the relationship between Nora and Juan (some flashbacks included) but more it was Nora's erudite flights of thought that spiral to and from the funeral (including a layover in Boston) that will gauge your enjoyment here. That and perhaps your familiarity with classical music (I'm listening for the first time to Seppi Kronwitter right now, if she's on your iPod playlist, that's a good sign for thee).
Recommended for many, but maybe not for male cello players? Also if I may respectfully disagree, life is not a fucking wound, although it may well be absurd.
Or perhaps the heart of this novel may indeed be the heart, which is torn apart symbolically and surgically (though those ricocheting thoughts).
In a small book, small time frame and small confined space (a mourner's mind), those thoughts bounce back and forth across the pages. For a small test
1) Life is _______ (okay that's an easy one as it appears in nearly all other reviews here)
2) Schubert should only be played on a ________
3) An intense smell clings to the narrator, that smell is ______ (clue: looking for a gerund).
4) Castratos never hit puberty, this prevents what *two* body parts from dropping?
The repetition of these topics might be the way a mind processes the death of a (former) partner. I found myself a little more curious about the relationship between Nora and Juan (some flashbacks included) but more it was Nora's erudite flights of thought that spiral to and from the funeral (including a layover in Boston) that will gauge your enjoyment here. That and perhaps your familiarity with classical music (I'm listening for the first time to Seppi Kronwitter right now, if she's on your iPod playlist, that's a good sign for thee).
Recommended for many, but maybe not for male cello players? Also if I may respectfully disagree, life is not a fucking wound, although it may well be absurd.
May 7, 2024
Nora está en el velorio de su ex marido, un director de orquesta. En el ambiente fúnebre que la rodea va reconstruyendo el recuerdo de su marido, un hombre culto y conocido en el gremio que muere a causa de un ataque cardiaco. Con la proeza de su narrativa, Margo Grantz, a través de Nora, rumia los recuerdos casi que musicalmente y reconstruye unos nuevos y vuelve sobre los ya mencionados como “el principio y el fin de reúnen en el símbolo esotérico del oroburos, la serpiente que se muerde la cola (la perfecta alegoría del infinito y también del eterno retorno)”. Lleno de referencias musicales es un libro que debe leerse con detenimiento y si se puede con la música de fondo que siempre propone la narradora. Referencias que van desde Mozart, Bach, pasando por Pergolesi y Shubert.
September 29, 2021
De nuevo me topo con el flujo de conciencia y la experimentación posmoderna de narrar algo mediante frases simbólicas, repeticiones, y las palabras que pulen un concepto rocoso hasta dejarlo bruñido.
Claro que entiendo que aquí importa más la forma que el fondo, pero me sigue haciendo falta más trama que debrayes en un funeral, extractos de Wikipedia de la historia de la música, y lamentaciones de que la vida es una herida sangrante y absurda.
Interesante el intento de volver esta novela mas bien un canon o fuga en prosa, donde las variaciones de Gould son la inspiración y el chelo y el piano el medio para ejecutar la pieza. Pero de plano me puso a dormir.
Claro que entiendo que aquí importa más la forma que el fondo, pero me sigue haciendo falta más trama que debrayes en un funeral, extractos de Wikipedia de la historia de la música, y lamentaciones de que la vida es una herida sangrante y absurda.
Interesante el intento de volver esta novela mas bien un canon o fuga en prosa, donde las variaciones de Gould son la inspiración y el chelo y el piano el medio para ejecutar la pieza. Pero de plano me puso a dormir.
January 20, 2022
En la banca de la iglesia, cerca de mí, se sienta el mendigo que huele a alcohol y uno de sus pies, calzados con huaraches, está vendado, la sangre es fresca y el vendaje está lleno de tierra y de mierda, él reza también. Se oyen sollozos, interrumpen las palabras del cura, el canto de los mariachis, las conversaciones que algunos de los dolientes continúan en voz baja, la gente mira con curiosidad, es un joven moreno, no muy alto, lampiño, el que llora sin empacho, su madre lo consuela, sigue llorando, el mendigo también lo mira con mirada de asombro, ¿pues no que los hombres no lloran?
March 6, 2020
Una novela que se desempeña mejor en los micro relatos que contiene; las vidas complicadas de algunos músicos famosos y ciertas descripciones anatómicas, que en el mismo núcleo de la narrativa: un funeral. Hay frases e ideas repetitivas hasta el cansancio que aparecen de la nada.
Al final el epílogo alivia un poco el tedio de la lectura dando al lector una interpretación de lo que la autora quiso transmitir.
Al final el epílogo alivia un poco el tedio de la lectura dando al lector una interpretación de lo que la autora quiso transmitir.
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